La
moda, esa pasión efímera ligada, entre otros, a hábitos o modos de vestir que
de manera fugaz se definen cada temporada por prendas, atuendos y accesorios que
dictan la manera cómo se debe cubrir el cuerpo de una mujer (y de un hombre
también), más que un pasatiempo frívolo o trivial, ha sido el espacio propicio para la emancipación femenina y su posicionamiento como fuerza laboral
y económica.
Coco
Chanel es fiel representante de este binomio de moda y poder económico. Hija de
un vendedor ambulante, creció en la pobreza de la que salió revolucionando la
manera de vestir de las damas francesas de la Belle époque, a quienes cautivó con los pantalones masculinos,
camisetas de franela o trajes de dos piezas como una respuesta a los corsés y
preludio de la liberación del cuerpo y la mente que la llevaron
a erigirse como fundadora y directora de uno de los imperios de moda más importantes del
siglo XX y XXI.
Otra
innovadora es Mary Quant, quien con sus diseños
arriesgados y coloridos le dio una voz a los adolescentes y jóvenes británicos
por allá en los años 60, que llevaban como signo de rebeldía sus suéteres de punto,
pantalones acampanados, zapatos de plataforma, botas a la rodilla y cuyo
momento más importante es el lanzamiento de la minifalda, símbolo de la
revolución sexual, que perdura en nuestros días.
Ejemplo
de independencia, Diana Von Fustenberg, quien estuviera casada con el noble Egon Von Furstenberg, y no obstante su
privilegiada situación social, tomó las riendas de su carrera posicionándose como
diseñadora y creadora de la casa de modas que lleva su nombre y que en el año
1973 lanzó el vestido cruzado (Wrap dress), que envuelve el cuerpo ajustándose con un cinturón sin cierres o
botones, considerado una pieza icónica del armario femenino por más de 40 años.
Diana
Vreeland también incursionó en revistas como Harpers Bazaar y Vogue, (durante su
época más fructífera) pero como editora de moda, sentando las bases para
quienes hoy en día ostentan este cargo. Estrambótica y visionaria, llevó a los
magazines de moda más allá de una guía básica de consejos a publicaciones suntuosas
de gran calidad con imponentes fotografías y artículos a través de los cuales
transformaba a estrellas como Barbra
Streisand o Audrey Hepburn en modelos fabulosas como se hace actualmente.
Esta es solo una muestra de algunas mujeres, que sin importar su condición
de parias, obreras o nobles han representado un papel protagónico en el mundo de la moda, bien sea construyendo imperios, lanzando prendas icónicas
o cambiando la manera de ver y apreciar una industria que vive por y para ellas.