sábado, 21 de abril de 2018

Mi encuentro con Daniela Kammoun de Project Glam


Daniela Kammoun, directora y fundadora Project Glam

Hace unos años, cuando estaba dando mis primeros pasos con este blog, me encontré en Facebook con un aviso de un curso que ofrecía la oportunidad de crear y mejorar mi imagen personal. Yo un poco escéptica con aquello del aprendizaje virtual, y no sin antes darle vueltas en mi cabeza, me arriesgué y fue así como llegué a Project Glam, una comunidad que busca ayudar a mujeres como yo a verse y sentirse mejor con su cuerpo.

El curso, además de las lecciones diarias, incluía varias tareas que debían ser elaboradas y entregadas con rigurosidad según la fecha y hora acordada por Daniela Kammoun, quien no solo era la consagrada profesora, sino la directora y fundadora de Project Glam.

Recuerdo que con un poco de osadía y arrojo de mi parte, en lugar de enviarle las fotografías de celebridades que exigía la lección, le envíe unas mías (de las primeras que publiqué en el blog) y le hice unas preguntas muy directas sobre mi estilo. Nunca pensé que fuera a contestar y a solucionar mis dudas, pero lo hizo; con mucha amabilidad y generosidad, me dio algunos consejos y comenzó una bonita relación maestra-alumna que se prolongó un par de años más, durante los cuales hice todos los cursos posibles, desde el de imagen personal, pasando por el de maquillaje y finalmente el de asesora de imagen.

Precisamente, hace unos días, Daniela Kammoun, venezolana que vive en Suiza, me sorprendió con su llegada a Colombia y aún fue mayor la emoción cuando me llamó su relacionista público para invitarme, durante su visita al país, a entrevistarla y por supuesto a conocerla personalmente, lo cual me hizo mucha ilusión.

El día del encuentro Daniela estaba perfectamente arreglada, muy sobria y siguiendo al pie de la letra los tips de estilo que ella misma, junto con su equipo de trabajo, comparten con las más de 300.000 mil mujeres que hacen parte de la comunidad Project Glam, cuyo objetivo es democratizar la palabra estilo, para sacar a las mujeres del contexto de la moda o de las marcas y llevarlas a entender y conocer su cuerpo, todo esto a través de una metodología de cuatro pasos:

1. Descubrir tu estilo
2. Conocer tu cuerpo
3. Tener un clóset funcional
4. complementar con accesorios y maquillaje

Seguimos conversando. Ella me cuenta cómo ha cambiado Project Glam desde hace cuatro años, cuando comenzó como un proyecto de emprendimiento paralelo a una especialización de Estilismo y Personal Shopper que cursaba en la Universidad Complutense de Madrid, y cómo con el tiempo libre que le quedaba comenzó a montar contenido en las redes sociales, hasta llegar hoy en día a contar con cinco personas que hacen parte de este equipo de trabajo, que no solo genera y sube contenidos diarios, sino que también educa a mujeres sobre temas de estilo e imagen, al punto que ya se han visto obligados de salir de las aulas virtuales para llegar con conferencias a diferentes países de América Latina.

Y es así como llegó Daniela a Colombia, específicamente a Bogotá, el primer país escogido para estas giras debido a que son las colombianas el mercado más representativo para Project Glam y el segundo más grande después de México, pues según me cuenta, son las que más compran sus cursos y las que más participan en esta comunidad virtual.

De las colombianas, dice Daniela que tienen algo especial y es que se visten según la ciudad en la que viven, debido a los diferentes climas y regiones que ofrece la geografía nacional, cosa que no se ve casi en ningún otro lugar del mundo, donde la tendencia es tener homogeneidad a la hora de vestir. También destaca a las bogotanas por su sobriedad y por tomar pocos riesgos en cuanto a estilo se refiere.

Hablando del futuro, dice Daniela que quiere continuar con la formación de asesoras de imagen con mucha sensibilidad y empatía. Es decir mujeres capaces de acompañar a otras mujeres que buscan no solo un cambio de imagen al afrontar un momento difícil, sino también de darle un vuelco positivo a su vida, razón por la cual quiere además crear una línea de ropa con prendas diseñadas y pensadas de acuerdo a los diferentes tipos de cuerpo, así como una fundación que asesore a mujeres de bajos recursos sobre cómo vestir correctamente.

El tiempo se acabó y mi feliz encuentro con Daniela se terminó, no sin antes dejarnos un puñado de buenos consejos y recomendaciones que pueden ser útiles para mejorar armarios y autoestimas:

1. Saber qué es lo que se quiere trasmitir con la imagen personal, es decir identificar el estilo propio y tenerlo presente a la hora de hacer compras.
2. Conocer el cuerpo, aceptarlo y aprenderlo a vestir así como es.
3. Tener un listado de básicos y lograr incorporarlos dentro del armario.
4.  Ser creativa a la hora de vestir y combinar las piezas del armario.
5.  Acompañar las prendas básicas con accesorios llamativos.
6.  Reutilizar la ropa y decorarla para actualizarla y sacarle más provecho.

Y finalizando, acá van mis dos sugerencias que no se pueden perder:

1.  Seguir los consejos y recomendaciones de Project Glam a través de:





Facebook: Projectglamm
Instagram: @projectglamm
Twitter: @projectglamm
Pinteres: Projectglamm

2. Tomar, si les es posible, los cursos de Project Glam que son una herramienta muy útil para conocerse, mejorar la autoestima y tener un mejor look.

domingo, 8 de abril de 2018

Cuando se cambia de look





Una melena larga y bien cuidada es uno de los sueños de muchas mujeres. Es que el pelo o cabello (como prefieran decirle) es uno de los elementos fundamentales y esenciales de nuestra feminidad y, en ocasiones, entre más larga y bien cuidada luzca nuestra frondosa cabellera mayor la feminidad e incluso sexapeal, pues ¿qué mujer no ha sacado provecho a su pelo para coquetear con el hombre de sus sueños?

Es por eso que un look renovado, para la mayoría de las mujeres puede significar un cambio radical no sólo en la manera en la que luciremos durante un tiempo, sino también una aproximación diferente a cómo nos vestimos, los accesorios que usamos e incluso el maquillaje que llevamos. De ahí que no es una decisión que se deba tomar a la ligera aun cuando seamos conscientes de que es solo pelo y que vuelve a crecer.

Un cambio de look radical, muchas veces viene de la mano del deseo de dejar atrás una situación difícil del pasado, un momento de incomodidad que nos causó daño y es como si con esa transformación le diéramos la bienvenida a una nueva vida, con una decisión en la que no sólo se va un buen mechón de pelo, sino también los recuerdos, las malas experiencias e incluso las personas o situaciones que nos hicieron daño.

Hace ya un mes de mi cambio de look, me corté unos 20 centímetros, y con ellos unos dos años de pelo que me traían recuerdos a los que no me quería aferrar más, me ha gustado la decisión y por ahora exhibo mi melena sobre los hombros feliz, por qué le ha dado un nuevo aire a mi cara y otras posibilidades de peinados. En cuanto a la parte emocional....bueno, un corte de pelo no sana las heridas, esas se van solas, si uno quiere y sin la ayuda del peluquero.

Por ahora, a las qué como yo, se quieran cortar el pelo les hago las siguientes observaciones que espero les sean útiles a la hora de dar ese importante paso:

-No tomar esta decisión a la ligera, pues aunque el pelo crezca, si no se hace con total convencimiento se puede ganar unos meses de amargura frente al espejo.
-Asesorarse por un buen peluquero, recuerden que el pelo es el marco de la cara, resalta la piel, los ojos y puede ayudar a suavizar las facciones, haciendo que la persona incluso se vea más joven.
-Tener en cuenta la forma de la cara y el peso o volumen del pelo para lograr un cambio de estilo exitoso y sobre todo favorecedor.

¿Y ustedes son de las que se arriesgan con un corte de pelo?




jueves, 26 de octubre de 2017

Vacaciones. Así fueron

Hace un par de semanas tuve una estupenda escapada. Cinco días en Cancún y alrededores disfrutando de mucha playa, sol, calor y entre otras curiosidades, las ruinas arqueológicas de Chihén Itza, donde se alza el templo de Kukulcán, una de las siete maravillas del mundo moderno, y por tanto uno de esos lugares llenos de historia, pero también de tumultos de turistas que tristemente nos preocupamos más por la fotografía del momento que por la memoria y legado de aquellas civilizaciones que forjaron nuestro presente.

Una de las prioridades de este viaje, aparte del atractivo histórico y turístico era preparar  mi maleta y escoger muy bien cada uno de las prendas que llevaría, pensando sobre todo en la comodidad y en las altas temperaturas a las que seguro me sometería. Entonces me esforcé por armar un mini guardarropa en el que los materiales como la franela, el algodón y el denim fueron los protagonistas que me permitieron sacarle partido al viaje y a la experiencia de extenuantes caminatas y largos días de playa ¿Tan sufrida, cierto?

El resultado fue bastante positivo, hice una inteligente elección de piezas entre shorts, camisetas, enterizos, blusas, un jean (para el viaje de ida y vuelta en el avión), sandalias y tenis, piezas que aunque no hicieron mucho espacio en la maleta me permitieron cubrir las expectativas de vestuario durante los escasos días de mi escapada veraniega y a las que además añadí una pava enorme, muy útil para protegerme del sol y la prenda estrella y mejor descubrimiento del viaje: un abanico, que resultó una muy útil y glamorosa herramienta contra el bochorno.

De las prendas que elegí, me encantó ver que algunas de ellas y sin pensarlo iban muy de la mano con las últimas tendencias como los cuadros vichi en blanco y negro de una de la blusa que usé para el día de la visita a Chichén Itza, las perlas que adornaban mi pava o el jumpsuit corto que use para recorrer las ruinas de Tulum y Playa del Carmén. Aunque yo prefiero apegarme a mi estilo antes que a la moda o a las tendencias, me gustó la idea de llevar aunque sea un poco estos detalles.

Una historia para contar:

Y continuando con el tema de las prendas y materiales adecuados para unas vacaciones tropicales, me gustaría contarles una anectoda muy instructiva que pude ver muy de cerca en este viaje. Se trataba de una joven oriental preciosa que iba en mi excursión a las ruinas de Tulum, junto con su pareja, vestida con una falda de material sintético más abajo de la rodilla, con una especie de enagua de tul, blusa de encaje con mangas a la altura de los codos, tenis y sombrero de paño.

Aunque estaba muy bien vestida, ni la ropa ni los materiales que usaba eran los adecuados, por esta razón ni ella, ni su acompañante terminaron el recorrido debido al calor que esa ropa sofocante no ayudaba a calmar. Estos pequeños grandes detalles son los que en términos de estilo, ropa y comodidad hacen de unas vacaciones vayan de adoradas a odiadas y no estoy hablando en términos fashion, sino de la elección de las prendas correctas para el lugar adecuado.

Finalmente, a continuación les dejo esta fotografía con el resumen de mi guardaropa de escapada de verano.



jueves, 12 de octubre de 2017

De viajes, maletas y equipaje

Para escapadas cortas o viajes largos, el equipaje es el compañero esencial de cualquier viajero. No importa si el destino está a dos horas de casa o si hay que atravesar el océano, la ropa que nos acompaña y la manera como la empacamos más que una mera necesidad, constituyen un importante juego estratégico cuya finalidad es hacernos lucir bien con la menor cantidad de prendas posibles, pero siempre conservando nuestra individualidad y estilo propio.

Escoger las prendas que llevamos en la maleta es algo así como armar un rompecabezas en el que las piezas deben de cazar de manera exacta y coherente. Es como crear una pequeña colección, lo suficientemente compacta y congruente que nos ofrezca una multiplicidad de combinaciones adecuadas para el clima, lugar o actividades que podamos realizar.

Es que no es lo mismo llevar un equipaje liviano para unos días de playa, que hacer maleta para unas vacaciones durante la época de invierno, y la cosa cambia totalmente cuando el viaje es de negocios o trabajo, lo que implica que en unos metros cuadrados se deba llevar la ropa necesaria para lucir profesional, bien vestida, fresca y sobre todo muy versátil.

Teniendo en cuenta las múltiples posibilidades, lugares y tipos de actividades que un viaje nos puede generar, a continuación comparto con ustedes algunas de los aspectos, que de manera personal, me gusta tener en cuenta a la hora de empacar y preparar mi ropa y maletas cuando viajo:

Imagen: Google imágenes
  • Estar segura del lugar al que me dirijo y las actividades que voy a realizar, de esta manera se exactamente qué tipo de ropa, zapatos y complementos debo llevar y evito, a la hora de hacer maletas, empacar piezas innecesarias.
  • Hacer un listado de los productos de belleza que necesitaré, estos últimos generalmente son los que más ocupan espacio en la maleta. Si el viaje, por ejemplo, implica una estadía larga en otro país o ciudad por motivos laborales o de estudio, es mejor comprar estos productos en el lugar de destino y llevar solo la ropa, de esta manera no solo se ahorra espacio, sino dinero ya que los kilos extra de equipaje suman mucho a la hora de viajar.
  • Tener una lista de toda la ropa que llevamos es muy útil porque nos permite enfocarnos en las prendas que vamos a necesitar para nuestro viaje. Seguramente no llevaremos un vestido de baño a un viaje laboral o una chaqueta pesada para un clima cálido y si tenemos una lista definida de las prendas que necesitaremos no solo seremos más eficientes a la hora de empacar, sino que ahorraremos espacio y dinero.
  • La lista de ropa no es solo útil a la hora de salir de nuestras casa, esta también es de gran ayuda para planear nuestro regreso, de esta manera evitamos dejar nuestra camiseta favorita u olvidar nuestro vestido de baño en la ducha del hotel. A todas nos ha pasado.
  • Al empacar la maleta procurar que esta pese dos o tres libras menos de las permitidas por las aerolíneas comerciales. Me ha sucedido muchas veces que el equipaje pesa menos en la báscula de mi casa, pero pesa más en el punto de entrega del aeropuerto y teniendo en cuenta este pequeño detalle evito la engorrosa tarea de tener que sacar mi ropa u objetos personales de la maleta.
  • Hacer la maleta con unos días de anticipación. De esta manera se puede planear mejor lo que vamos a llevar o sacar de ella, incluso en esos días previos al viaje y con el equipaje casi listo nos permiten tener una visión muy acertada de lo que se debe y no se debe incluir.
  • Tener la mejor actitud y buena vibra, los viajes bien sean de negocio o de placer son experiencias únicas que aportan aprendizajes incalculables para nuestras vidas.

jueves, 21 de septiembre de 2017

De la oficina a la casa: cambios de estilo e imagen

Foto: Pinterest
Yo, durante muchos años me vestí para la vida de oficina. Mi primer trabajo lo tuve a los 21 años en una editorial y aunque me permitía un poco de soltura a la hora de vestir, siempre preferí un estilo más formal; usaba sobre todo faldas cortas, aunque también llevaba prendas más informales y experimentaba con looks a veces acertados, otras no tanto.

Después de 3 años decidí dejarlo todo y me fui a la otra orilla del mundo. Llegué a Londres: me baje de los tacones, me enfundé en los jeans y pantalones cómodos, ideales para ir al colegio y a cuidar niños. Entonces mi estilo quedó relegado a la ropa informal, útil, práctica y funcional.

Al culminar esta etapa y comenzar mi nueva vida en el país, llegó la que puedo llamar mi época más crítica en términos de estilo, empecé a trabajar en un colegio y usaba uniforme: una falda de cuadros a media pierna y sin forma, camisa blanca y saco de lana; todo largo, ancho y poco atractivo. Me sentía fea y cohibida, porque la ropa es una muestra de nuestra individualidad e identidad, cosa que yo en ese momento no podía expresar.

Al llegar a los 30, empecé a pulir, afinar y definir mi estilo actual, a través de las diferentes experiencias laborales que tuve durante estos años: pasé de las prendas muy informales en un ambiente más creativo a otros donde el código de vestir era más formal y elegante, requerido para visitar clientes y asistir a eventos, experiencias que me permitieron probar con todo tipo de prendas y accesorios, siempre desde un enfoque clásico y con mi toque muy personal.

Hoy en día, mi vida profesional está cambiando, salí de la oficina, estoy estudiando joyería y la mayoría de mi tiempo lo divido entre la escuela y mi casa y aunque mis gustos no han cambiado, si lo ha hecho mi estilo, y definitivamente mi forma de vestir se ha relajado muchísimo más.

Esta experiencia me ha llevado a reflexionar. Sí, yo sé que bajo estas circunstancias, en términos de estilo, la vida se relaja, pero esto no quiere decir que se deba sacrificar el buen gusto y andar por ahí sin maquillaje, una moña y camisetas largas sin forma, (ya pasé por esto) simplemente es el momento para afinar nuestra manera de vestir con elegancia y buen gusto.

Después de explicarles todo lo anterior, a continuación les comparto mis reflexiones o tips, como lo quieran llamar, sobre los aspectos que se deben tener en cuenta para vestirse y sentirse bien cuando se trabaja desde el hogar:

Mi estudio, mi lugar de trabajo: allí escribo, diseño y creo piezas de bisutería y joyería. 

  • Al igual que cuando se trabajaba en una oficina, tomarse unos minutos bien sea la noche anterior o en la mañana para revisar lo que nos vamos a poner, de acuerdo con las actividades a realizar.
  • Pensar en cómo nos gustaría que nos viera un cliente o una persona con la que pudiéramos tener una reunión. Si bien, ahora podemos permitirnos estar más relajadas, esto no quiere decir que andemos por ahí mal vestidas, sin maquillaje o con el pelo sucio.
  • Las sudaderas o ropa de deporte son para hacer ejercicio y aunque estemos en la casa sentadas frente a un computador y no veamos a nadie, el estar vestidas de manera prolija, nos hará sentir y ser más productivas.
  • Los jeans, los tenis y las camisas o camisetas cómodas están permitidas, y en ocasiones pasan a ser nuestro nuevo uniforme, lo importante es que sigamos luciéndolos con gusto; llevémelos bien puestos, limpios, planchados y arreglados. Quien dijo que estar en la casa es sinónimo de verse mal.
  • No le huyamos al maquillaje. Sí, es liberador sentir que podemos llevar la cara lavada, pero un poco de base, polvos, pestañina y brillo labial no le hacen daño a nadie. Cuando llevo días trabajando en mi casa y sin maquillaje me veo pálida y demacrada, pero los cosméticos hacen que como por arte de magia cambie el semblante y suba el ánimo. Créanme eso ayuda a la hora de trabajar.
  • Revisemos nuestro guardarropa con calma y tiempo, de esta manera podemos saber muy bien que prendas tenemos, cuales definitivamente no volveremos a usar, cuales podemos reciclar de nuestra antigua vida y adaptarlas o arreglarlas para que se ajusten a la nueva.
  • Regalémonos un día cada cierto tiempo para arreglarnos y vernos lindas. Salgamos a tomar café o a almorzar, no permitamos que las actividades de la casa o del trabajo nos impidan de vez en cuando usar tacones, llevar un lindo vestido o incluso algo de brillo.

jueves, 14 de septiembre de 2017

No. Yo no me pongo eso

Las mujeres tenemos nuestra prenda fetiche, esa que nos encanta y que nos hace sentir bien, a la que recurrimos cuando queremos ir a la fija porque sabemos que realza nuestra figura y saca el mejor partido a toda nuestra anatomía o simplemente porque es nuestra favorita. Yo, por ejemplo; amo y amaré los jeans, sobre todos los oscuros de talle alto o medio y más bien ajustados. Cuando me los pongo me siento poderosa, guapa, elegante y bien vestida.

En cambio, hay modelitos que no me gustan para nada, aunque estén de moda, sean elegantes o de buena marca nunca me los pondría porque no van conmigo. Obviamente este es un tema muy subjetivo, de gustos y sobre todo muy personal, por eso a continuación les presento mi top five (5) de las cosas que no, gracias, no me pongo.


Foto: Google imágenes.

  1. Los trajes sastre: me da igual si son de falda o pantalón, encabezan la lista de las piezas de vestir que no me gustan. La razón principal: son un uniforme que no me diferencia de otras personas y sus formas o colores son muy limitados, por cierto. Para mí las mujeres que se visten de sastre se ven iguales, no importa si lo compraron en un almacén de retail o los diseñó un habilidoso sastre; me parecen aburridos y sosos aunque, eso sí, debo reconocer que son elegantes y útiles para la vida de oficina.
  2. Corbatas y tirantes: Para algunas ese look andrógino o masculino pega de maravilla y se ven muy sensuales, incluso puede ser muy elegante cuando lo lleva una mujer de negocios muy empoderada de su rol profesional. Yo, por mi parte tiendo a explotar mi lado más femenino y si bien, me gustan mucho los pantalones por su versatilidad y comodidad me decanto más por prendas delicadas y accesorios como collares, aretes o bufandas para darle ese toque girly a cualquiera de mis pintas. Las corbatas y tirantes las dejo en el armario masculino.
  3. Botas blancas: el calzado blanco me ha disgustado casi toda mi vida. Ahora, debo confesar, AMO los tenis blancos, me parecen una prenda comodín perfecta cuando quiero andar cómoda pero no demasiado informal y hasta con vestidos me los he puesto. En cuanto a los tacones blancos, bueno… ya hasta me parecen bonitos para ciertas ocasiones, aunque todavía no soy lo suficientemente osada como para comprarme unos. Pero con lo que si no he podido es con la bota o botín blanco, no van con nada. No tengo palabras para definir lo feos que me parecen.
  4. Ropa TOTALMENTE transparente: no me gusta porque me incomoda la idea de andar por ahí mostrando cada parte de mi cuerpo, incluso las que se supone que no se deberían ver, y es que para mí, uno de los placeres más grandes a la hora de vestir es el poder cubrirme de manera elegante, poder enmarcar mi silueta o simplemente esconderla cuando así lo deseo y esas transparencias tan reveladoras me hacen sentir expuesta y vulnerable.
  5. Medias veladas de colores brillantes o con estampados llamativos: Si bien, soy el tipo de persona que le encanta el color, no lo soporto en las medias veladas o leggins. Hay un motivo estético detrás de esta antipatía y es que al tener las piernas no tan delgadas este tipo de estampados, figuras o colores hacen que se vean gruesas y por lo tanto más bajita de lo que soy, además me parecen muy difíciles de combinar y por lo general, la forma más fácil de hacerlo es con faldas o vestidos negros, y yo entre otras manías, no soy muy amante de llevar este color con tonos brillantes y llamativos. Entonces digo NO.

Aclaro que con este texto solo quiero expresar mi opinión, muy subjetiva y personal sobre estas prendas, bien porque no me gustan o porque me hacen sentir fuera de lugar, pero esto no quiere decir que otras mujeres no las puedan lucir y que por el contrario no se vean elegantes y muy bien arregladas cuando las usan.

Otra cosa, tampoco juro sobre una Biblia que nunca las usaré, porque como sabemos el tiempo, las circunstancias, las vueltas de la vida o los caprichos me pueden llevar un día a ponerme algunas de estas cositas, porque TODO PUEDE PASAR.

jueves, 7 de septiembre de 2017

¿Qué me pongo, cuándo y dónde?

No les ha pasado que les llega una invitación a una fiesta o a alguna reunión de oficina o evento familiar y se hacen un lío cuando hay que elegir el vestido apropiado, de acuerdo con el código de vestimenta indicado. Que si black tie, coctel, casual o informal, estas palabras empiezan a resonar en la cabeza y ponen a dudar a la mayoría de las personas entre: ¿Debo llevar un traje largo? ¿Un vestido a la rodilla está bien? ¿Me pongo sandalias o zapatos cerrados? ¿Puedo llevar jeans?

Pues bien, a continuación encontrará una especie de guía al respecto, que espero, le pueda servir para aclarar algunas dudas y salir airosa a la hora de escoger el código de vestir adecuado según lo requiera la ocasión.

White tie

Fotos: Pinterest

Es el más elegante de los códigos de vestir. Se usa en bodas, ceremonias gubernamentales o para asistir a la opera. Exige llevar traje largo que cubra los pies, preferiblemente de color oscuro, acompañado de zapatos o sandalias de tacón alto, con accesorios o joyas en tonos brillantes. El pelo se recomienda llevarlo recogido en un moño sobrio y elegante.

Black tie

Fotos: Pinterest

También elegante, se lleva en bodas de noche, graduaciones, eventos o premiaciones. Si bien, se recomienda para estas ocasiones el traje largo, se pueden usar  enterizos o traje de dos piezas  y se puede jugar con el color, siempre y cuando vaya con el tono de piel de la persona y conservando la elegancia requerida. Los tacones altos, un bolso clutch y la bisutería fina como accesorios son buenos complementos para este código de vestimenta.

Semi informal o black tie optional

Fotos: Pinterest

Es un código de vestir elegante pero no de etiqueta, se usa para eventos como bodas, bautizos o algunas fiestas de oficina, en los que se puede optar por un vestido a la rodilla, media pierna o largo, siempre y cuando no sea muy elegante; también se puede optar por un pantalón y una camisa acompañados de zapatos de tacón alto y un clutch. En cuanto joyería, los accesorios no muy grandes y exagerado son una buena opción.

Coctel

Fotos: Pinterest

Es el estilo más común y popular, pero requiere cierto cuidado y atención. Se lleva para eventos tan diferentes como bodas, bautizos, comuniones o fiestas empresariales. Se permite el vestido corto de buen material, pero NO DIMINUTO, acompañado de tacón alto o medio. El maquillaje y accesorios deben ser sobrios. Se deben evitar los vestidos largos (error que cometen muchas mujeres).

Festivo

Fotos: Pinterest


Ideal para celebraciones como Navidad o fin de año, donde se puede llevar el traje de coctel con ciertas variaciones que lo hagan más llamativo como el uso de las lentejuelas, las plumas y brillos, donde hay cabida a peinados más desenfadado y naturales, pero sin caer en la ostentación y exuberancia.

Business formal

Fotos: Pinterest

Apropiada para eventos corporativos o para aquellas personas que trabajan en entidades financieras o gubernamental, implica un alto grado de profesionalismo y liderazgo donde el protocolo y la elegancia son altamente requeridos por eso, las faldas, los pantalones palazo, los trajes de falda o pantalón en tonos azul oscuro, gris o negro de lana o paño acompañados por camisas de algodón y zapatos de tacón medio o stilettos, estarán siempre en el armario de aquellas mujeres que se apegan a este estilo.

Business casual

Fotos: Pinterest

Sin duda el más usado en nuestras oficinas, es más relajado y busca darle un toque de comodidad al estilo formal, sin perder la elegancia, lo cual se logra con un armario donde predominen las camisas o blusas con manga ¾, vestidos o faldas a la rodilla, pantalones de dril, zapatos de tacón grueso, pero admite un giro más informal con  el uso de accesorios como pashminas o pañoletas.

Smart casual o casual friday

Fotos: Pinterest

Estilo informal que permite el uso de una variedad de diseños y combinaciones siempre y cuando conserven cierta sobriedad y elegancia, que caracteriza generalmente a los atuendos usados los viernes para ir a trabajar, aunque también sirve para atender a eventos como cumpleaños,  en los que se puede ir muy bien con una falda tipo lápiz, vestidos lisos, pantalones de algodón o tweed, jeans y zapatos variados que van desde los de tacón grueso o corrido, hasta las bailarinas o mocasines.

Casual

Fotos: Pinterest

Para asistir a reuniones familiares o de amigos. Aquí usted puede llevar vestidos, jeans, zapatos tenis, camisetas, suéteres, chaquetas de diferentes tejidos y jugar un poco arriesgándose con sombreros, gafas de sol, pañoletas o bolsos grandes y de diseños llamativos.

Informal

Fotos: Pinterest

Vestimenta del día a día, donde la comodidad prima sobre la elegancia; tienen cabida jeans, las camisetas, los pantalones informales y los zapatos tenis, planos y deportivos pero eso sí, aunque es más desenfadado evite caer en malos hábitos como la falta de arreglo o de gusto en las combinaciones llegando al descuido de la imagen personal.