jueves, 21 de septiembre de 2017

De la oficina a la casa: cambios de estilo e imagen

Foto: Pinterest
Yo, durante muchos años me vestí para la vida de oficina. Mi primer trabajo lo tuve a los 21 años en una editorial y aunque me permitía un poco de soltura a la hora de vestir, siempre preferí un estilo más formal; usaba sobre todo faldas cortas, aunque también llevaba prendas más informales y experimentaba con looks a veces acertados, otras no tanto.

Después de 3 años decidí dejarlo todo y me fui a la otra orilla del mundo. Llegué a Londres: me baje de los tacones, me enfundé en los jeans y pantalones cómodos, ideales para ir al colegio y a cuidar niños. Entonces mi estilo quedó relegado a la ropa informal, útil, práctica y funcional.

Al culminar esta etapa y comenzar mi nueva vida en el país, llegó la que puedo llamar mi época más crítica en términos de estilo, empecé a trabajar en un colegio y usaba uniforme: una falda de cuadros a media pierna y sin forma, camisa blanca y saco de lana; todo largo, ancho y poco atractivo. Me sentía fea y cohibida, porque la ropa es una muestra de nuestra individualidad e identidad, cosa que yo en ese momento no podía expresar.

Al llegar a los 30, empecé a pulir, afinar y definir mi estilo actual, a través de las diferentes experiencias laborales que tuve durante estos años: pasé de las prendas muy informales en un ambiente más creativo a otros donde el código de vestir era más formal y elegante, requerido para visitar clientes y asistir a eventos, experiencias que me permitieron probar con todo tipo de prendas y accesorios, siempre desde un enfoque clásico y con mi toque muy personal.

Hoy en día, mi vida profesional está cambiando, salí de la oficina, estoy estudiando joyería y la mayoría de mi tiempo lo divido entre la escuela y mi casa y aunque mis gustos no han cambiado, si lo ha hecho mi estilo, y definitivamente mi forma de vestir se ha relajado muchísimo más.

Esta experiencia me ha llevado a reflexionar. Sí, yo sé que bajo estas circunstancias, en términos de estilo, la vida se relaja, pero esto no quiere decir que se deba sacrificar el buen gusto y andar por ahí sin maquillaje, una moña y camisetas largas sin forma, (ya pasé por esto) simplemente es el momento para afinar nuestra manera de vestir con elegancia y buen gusto.

Después de explicarles todo lo anterior, a continuación les comparto mis reflexiones o tips, como lo quieran llamar, sobre los aspectos que se deben tener en cuenta para vestirse y sentirse bien cuando se trabaja desde el hogar:

Mi estudio, mi lugar de trabajo: allí escribo, diseño y creo piezas de bisutería y joyería. 

  • Al igual que cuando se trabajaba en una oficina, tomarse unos minutos bien sea la noche anterior o en la mañana para revisar lo que nos vamos a poner, de acuerdo con las actividades a realizar.
  • Pensar en cómo nos gustaría que nos viera un cliente o una persona con la que pudiéramos tener una reunión. Si bien, ahora podemos permitirnos estar más relajadas, esto no quiere decir que andemos por ahí mal vestidas, sin maquillaje o con el pelo sucio.
  • Las sudaderas o ropa de deporte son para hacer ejercicio y aunque estemos en la casa sentadas frente a un computador y no veamos a nadie, el estar vestidas de manera prolija, nos hará sentir y ser más productivas.
  • Los jeans, los tenis y las camisas o camisetas cómodas están permitidas, y en ocasiones pasan a ser nuestro nuevo uniforme, lo importante es que sigamos luciéndolos con gusto; llevémelos bien puestos, limpios, planchados y arreglados. Quien dijo que estar en la casa es sinónimo de verse mal.
  • No le huyamos al maquillaje. Sí, es liberador sentir que podemos llevar la cara lavada, pero un poco de base, polvos, pestañina y brillo labial no le hacen daño a nadie. Cuando llevo días trabajando en mi casa y sin maquillaje me veo pálida y demacrada, pero los cosméticos hacen que como por arte de magia cambie el semblante y suba el ánimo. Créanme eso ayuda a la hora de trabajar.
  • Revisemos nuestro guardarropa con calma y tiempo, de esta manera podemos saber muy bien que prendas tenemos, cuales definitivamente no volveremos a usar, cuales podemos reciclar de nuestra antigua vida y adaptarlas o arreglarlas para que se ajusten a la nueva.
  • Regalémonos un día cada cierto tiempo para arreglarnos y vernos lindas. Salgamos a tomar café o a almorzar, no permitamos que las actividades de la casa o del trabajo nos impidan de vez en cuando usar tacones, llevar un lindo vestido o incluso algo de brillo.

jueves, 14 de septiembre de 2017

No. Yo no me pongo eso

Las mujeres tenemos nuestra prenda fetiche, esa que nos encanta y que nos hace sentir bien, a la que recurrimos cuando queremos ir a la fija porque sabemos que realza nuestra figura y saca el mejor partido a toda nuestra anatomía o simplemente porque es nuestra favorita. Yo, por ejemplo; amo y amaré los jeans, sobre todos los oscuros de talle alto o medio y más bien ajustados. Cuando me los pongo me siento poderosa, guapa, elegante y bien vestida.

En cambio, hay modelitos que no me gustan para nada, aunque estén de moda, sean elegantes o de buena marca nunca me los pondría porque no van conmigo. Obviamente este es un tema muy subjetivo, de gustos y sobre todo muy personal, por eso a continuación les presento mi top five (5) de las cosas que no, gracias, no me pongo.


Foto: Google imágenes.

  1. Los trajes sastre: me da igual si son de falda o pantalón, encabezan la lista de las piezas de vestir que no me gustan. La razón principal: son un uniforme que no me diferencia de otras personas y sus formas o colores son muy limitados, por cierto. Para mí las mujeres que se visten de sastre se ven iguales, no importa si lo compraron en un almacén de retail o los diseñó un habilidoso sastre; me parecen aburridos y sosos aunque, eso sí, debo reconocer que son elegantes y útiles para la vida de oficina.
  2. Corbatas y tirantes: Para algunas ese look andrógino o masculino pega de maravilla y se ven muy sensuales, incluso puede ser muy elegante cuando lo lleva una mujer de negocios muy empoderada de su rol profesional. Yo, por mi parte tiendo a explotar mi lado más femenino y si bien, me gustan mucho los pantalones por su versatilidad y comodidad me decanto más por prendas delicadas y accesorios como collares, aretes o bufandas para darle ese toque girly a cualquiera de mis pintas. Las corbatas y tirantes las dejo en el armario masculino.
  3. Botas blancas: el calzado blanco me ha disgustado casi toda mi vida. Ahora, debo confesar, AMO los tenis blancos, me parecen una prenda comodín perfecta cuando quiero andar cómoda pero no demasiado informal y hasta con vestidos me los he puesto. En cuanto a los tacones blancos, bueno… ya hasta me parecen bonitos para ciertas ocasiones, aunque todavía no soy lo suficientemente osada como para comprarme unos. Pero con lo que si no he podido es con la bota o botín blanco, no van con nada. No tengo palabras para definir lo feos que me parecen.
  4. Ropa TOTALMENTE transparente: no me gusta porque me incomoda la idea de andar por ahí mostrando cada parte de mi cuerpo, incluso las que se supone que no se deberían ver, y es que para mí, uno de los placeres más grandes a la hora de vestir es el poder cubrirme de manera elegante, poder enmarcar mi silueta o simplemente esconderla cuando así lo deseo y esas transparencias tan reveladoras me hacen sentir expuesta y vulnerable.
  5. Medias veladas de colores brillantes o con estampados llamativos: Si bien, soy el tipo de persona que le encanta el color, no lo soporto en las medias veladas o leggins. Hay un motivo estético detrás de esta antipatía y es que al tener las piernas no tan delgadas este tipo de estampados, figuras o colores hacen que se vean gruesas y por lo tanto más bajita de lo que soy, además me parecen muy difíciles de combinar y por lo general, la forma más fácil de hacerlo es con faldas o vestidos negros, y yo entre otras manías, no soy muy amante de llevar este color con tonos brillantes y llamativos. Entonces digo NO.

Aclaro que con este texto solo quiero expresar mi opinión, muy subjetiva y personal sobre estas prendas, bien porque no me gustan o porque me hacen sentir fuera de lugar, pero esto no quiere decir que otras mujeres no las puedan lucir y que por el contrario no se vean elegantes y muy bien arregladas cuando las usan.

Otra cosa, tampoco juro sobre una Biblia que nunca las usaré, porque como sabemos el tiempo, las circunstancias, las vueltas de la vida o los caprichos me pueden llevar un día a ponerme algunas de estas cositas, porque TODO PUEDE PASAR.

jueves, 7 de septiembre de 2017

¿Qué me pongo, cuándo y dónde?

No les ha pasado que les llega una invitación a una fiesta o a alguna reunión de oficina o evento familiar y se hacen un lío cuando hay que elegir el vestido apropiado, de acuerdo con el código de vestimenta indicado. Que si black tie, coctel, casual o informal, estas palabras empiezan a resonar en la cabeza y ponen a dudar a la mayoría de las personas entre: ¿Debo llevar un traje largo? ¿Un vestido a la rodilla está bien? ¿Me pongo sandalias o zapatos cerrados? ¿Puedo llevar jeans?

Pues bien, a continuación encontrará una especie de guía al respecto, que espero, le pueda servir para aclarar algunas dudas y salir airosa a la hora de escoger el código de vestir adecuado según lo requiera la ocasión.

White tie

Fotos: Pinterest

Es el más elegante de los códigos de vestir. Se usa en bodas, ceremonias gubernamentales o para asistir a la opera. Exige llevar traje largo que cubra los pies, preferiblemente de color oscuro, acompañado de zapatos o sandalias de tacón alto, con accesorios o joyas en tonos brillantes. El pelo se recomienda llevarlo recogido en un moño sobrio y elegante.

Black tie

Fotos: Pinterest

También elegante, se lleva en bodas de noche, graduaciones, eventos o premiaciones. Si bien, se recomienda para estas ocasiones el traje largo, se pueden usar  enterizos o traje de dos piezas  y se puede jugar con el color, siempre y cuando vaya con el tono de piel de la persona y conservando la elegancia requerida. Los tacones altos, un bolso clutch y la bisutería fina como accesorios son buenos complementos para este código de vestimenta.

Semi informal o black tie optional

Fotos: Pinterest

Es un código de vestir elegante pero no de etiqueta, se usa para eventos como bodas, bautizos o algunas fiestas de oficina, en los que se puede optar por un vestido a la rodilla, media pierna o largo, siempre y cuando no sea muy elegante; también se puede optar por un pantalón y una camisa acompañados de zapatos de tacón alto y un clutch. En cuanto joyería, los accesorios no muy grandes y exagerado son una buena opción.

Coctel

Fotos: Pinterest

Es el estilo más común y popular, pero requiere cierto cuidado y atención. Se lleva para eventos tan diferentes como bodas, bautizos, comuniones o fiestas empresariales. Se permite el vestido corto de buen material, pero NO DIMINUTO, acompañado de tacón alto o medio. El maquillaje y accesorios deben ser sobrios. Se deben evitar los vestidos largos (error que cometen muchas mujeres).

Festivo

Fotos: Pinterest


Ideal para celebraciones como Navidad o fin de año, donde se puede llevar el traje de coctel con ciertas variaciones que lo hagan más llamativo como el uso de las lentejuelas, las plumas y brillos, donde hay cabida a peinados más desenfadado y naturales, pero sin caer en la ostentación y exuberancia.

Business formal

Fotos: Pinterest

Apropiada para eventos corporativos o para aquellas personas que trabajan en entidades financieras o gubernamental, implica un alto grado de profesionalismo y liderazgo donde el protocolo y la elegancia son altamente requeridos por eso, las faldas, los pantalones palazo, los trajes de falda o pantalón en tonos azul oscuro, gris o negro de lana o paño acompañados por camisas de algodón y zapatos de tacón medio o stilettos, estarán siempre en el armario de aquellas mujeres que se apegan a este estilo.

Business casual

Fotos: Pinterest

Sin duda el más usado en nuestras oficinas, es más relajado y busca darle un toque de comodidad al estilo formal, sin perder la elegancia, lo cual se logra con un armario donde predominen las camisas o blusas con manga ¾, vestidos o faldas a la rodilla, pantalones de dril, zapatos de tacón grueso, pero admite un giro más informal con  el uso de accesorios como pashminas o pañoletas.

Smart casual o casual friday

Fotos: Pinterest

Estilo informal que permite el uso de una variedad de diseños y combinaciones siempre y cuando conserven cierta sobriedad y elegancia, que caracteriza generalmente a los atuendos usados los viernes para ir a trabajar, aunque también sirve para atender a eventos como cumpleaños,  en los que se puede ir muy bien con una falda tipo lápiz, vestidos lisos, pantalones de algodón o tweed, jeans y zapatos variados que van desde los de tacón grueso o corrido, hasta las bailarinas o mocasines.

Casual

Fotos: Pinterest

Para asistir a reuniones familiares o de amigos. Aquí usted puede llevar vestidos, jeans, zapatos tenis, camisetas, suéteres, chaquetas de diferentes tejidos y jugar un poco arriesgándose con sombreros, gafas de sol, pañoletas o bolsos grandes y de diseños llamativos.

Informal

Fotos: Pinterest

Vestimenta del día a día, donde la comodidad prima sobre la elegancia; tienen cabida jeans, las camisetas, los pantalones informales y los zapatos tenis, planos y deportivos pero eso sí, aunque es más desenfadado evite caer en malos hábitos como la falta de arreglo o de gusto en las combinaciones llegando al descuido de la imagen personal.