martes, 8 de marzo de 2016

Chanel, imperio hecho mujer



Pensaba hoy en la labor de las mujeres a lo largo de la historia, puesto que no ha sido fácil para nosotras hacernos un lugar en la sociedad. Sobre todo para aquellas pioneras que sin importar el campo en el que se desarrollaron asumieron desafíos que abrieron caminos y derribaron algunos de los paradigmas que nos permiten hoy en día continuar luchando por una igualdad y por el reconocimiento de nuestros derechos.

En mi caso, cuando se habla de mujeres pioneras, luchadoras e independientes viene a mi mente Coco Chanel, la fundadora de uno de los imperios más grandes de la industria de la moda: Chanel y una de las figuras más reconocidas e influyentes en la historia reciente.

Hija de un vendedor de feria y de una campesina en la Francia de finales del siglo XIX, luego de la muerte de su madre, fue enviada junto con su hermana a un orfanato, donde aprendió a coser, pero cuyo destino al igual que el de otras muchachas como ella, era el de una vida llena de penurias y pobreza.

Sin embargo, Coco rompió con los estereotipos de la época y se hizo un nombre en el mundo de la alta costura, que para esa época estaba bajo el dominio del legendario Paul Pierrot, a quien Channel quitó protagonismo cuando sus diseños de formas sencillas, cómodos y un en algunos casos con toque masculinos por la inclusión de los pantalones o de las camisas de rayas, se impusieron sobre los apretados corsés y las figuras voluptuosas impuestas por el modisto francés durante la Belle Ėpoque.

No todo fue fácil para Chanel, si bien, fue reconocida como una de las mejores modistas y con su labor revolucionó y le dio una nueva voz a la mujer, imponiendo una nueva manera de vestir que le permitía ser la dueña de su propio destino y liberarse de las ataduras de la sociedad, dándole una nueva voz; Coco también fue víctima de su origen humilde, lo que le impidió contraer matrimonio con el aristócrata inglés Boy Capel, quien fuera el amor de su vida y por quien, después de su muerte, volcaría toda su atención al trabajo incansable en su casa de modas.

A pesar de las circunstancias, fue su perseverancia, amor por el trabajo y su carácter obstinado lo que le permitieron enfrentar los retos y las críticas de la sociedad puritana de las primeras décadas del siglo XX y la llevaron a ser reconocida como una de las mujeres pioneras en el mundo empresarial masculino, creando un imperio que para 2014 generó ganancias de 7500 millones de dólares, según artículo publicado por El Diario Financiero.

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