jueves, 17 de agosto de 2017

Cuarenta ¿y qué?

Consideraciones de estilo cuando se llega al cuarto piso.

Foto: Pinterest

A unos días de haber cumplido mis 41 años y después de reflexionar sobre lo que ha sido mi estilo en estos últimos 20, he llegado a la conclusión de que he pasado por muchas facetas, todas ellas necesarias para que ahora como mujer adulta, tenga en claro lo que me gusta y no me gusta a la hora de vestir.

Si bien es cierto, la constante en mi vida ha sido más bien la de tener un guardarropa clásico, no han faltado en él algunos deslices y estilitos curiosos. Por ejemplo, recuerdo como en mis 20 y después de graduarme de la universidad llevaba minifaldas; me encantaban, las usaba para ir a la oficina con medias gruesas y mocasines o con medias veladas y tacones. También me gustaban los trajes sastre, que ahora aborrezco porque me hacen sentir uniformada.

A la hora de salir, ni hablar de las camiseticas que usaba para ir a bailar. Me gustaban de tiritas, ajustadas al cuerpo, abajo del ombligo y a veces arriba de este y me encantaban los pantalones a la cintura, que combinaba con botas o tacones muy altos, porque para mi los zapatos bajitos no iban con las fiestas y salidas nocturnas.

El pelo, solía llevarlo siembre largo y a veces recogido con una moña porque me hacía sentir sexi. Pero también lo usé muy corto, encima de los hombros, a mi mejor amigo le encantó, pero al que era mi novio no le gustaba, y tengo que confesar a mi tampoco, soy más del tipo que lo prefiere que caiga debajo de los hombros.

Ahora, cuando recuerdo esos días entre risas y a veces un poco de vergüenza, reconozco que esos años fueron un interesante laboratorio de experimentación, de descubrimiento de colores, formas y texturas que me llevaron a ponerme lo que me gustaba, porque sí, porque lo podía comprar si era costoso o porque era tan barato que no importaba si lo desechaba después de una puesta.

De regreso al presente y con ese aprendizaje, me siento más segura con mi cuerpo y con mis decisiones y desaciertos a la hora de vestir, porque esos errores del pasado ayudaron a formar la columna vertebral de mi estilo actual, del cual resalto algunos puntos que me gusta tener en cuenta y que resumo a continuación:

  • Para mí es imprescindible tener buen espejo de cuerpo entero, porque me gusta observar en plenitud como me queda lo que me voy a poner. A veces me gusta mucho lo que veo, otras no; pero ese espejo me permite tener una visión general de lo que llevo puesto y cómo se me ve.
  • Disimular aquellas partes de mi cuerpo que no me gustan. Me caen muy mal unos rollitos que tengo al lado de las axilas, por eso evito las camisetas de tirantes incluso cuando hago ejercicio y solo las uso con chaquetas o blazers porque me gusta el efecto que tienen; pero eso sí, nunca, nunca me dejo ver con una de esas sin algo que tape mis gorditos.
  • Siempre he sido de llevar ropa de mi talla, me gustan las prendas que envuelvan mi cuerpo, pero que no lo aprieten y no he sido fan de la ropa demasiado holgada, porque me siento como llevando algo prestado o que no fue hecho para mí.
  • La ropa interior me importa y mucho, no me gustan los interiores demasiado pequeños porque me siento desnuda, chocheras creo, y en cuanto a la parte superior prefiero que se vea el busto natural y no agrandado con brasieres de realce que me hagan sentir muy “bastantona”, cosa que personalmente odio. Igualmente, no me gusta que estas prendas se marquen demasiado ni que me saquen rollitos por no ser de mi talla.
  • A mí me encanta ese dicho de: “Los 40 son los nuevos 20”, por eso me siento muy contenta con mi cuerpo y como ha venido cambiando con los años, además sé que hay un montón de ropa como pantalones, vestidos o camisas que puedo usar para verme elegante, chic, sofisticada y juvenil sin tener que recurrir a minifaldas, ombligueras o pantalones extremadamente ajustados que ya no van conmigo.
  • No me gusta ser esclava de la moda y de las tendencias pasajeras. Debo admitir, hay cosas que me encantan y una que otra vez caigo en la tentación de comprar alguna novedad, pero prefiero invertir en un buen vestido, pantalón, falda, jean o en mi prenda preferida: una chaqueta o blazer porque bien escogidas pueden volverse piezas comodín, prácticas, útiles y que duran años.
  • Aunque a veces me equivoco, he aprendido a conocer los colores que me favorecen y me gusta usarlos, tengo tendencia a usar mucho negro, pero trato de evitarlo porque siento que me pierdo entre la multitud. Por eso cuando quiero que me noten o estoy de muy buen humor le apuesto a algún color para alegrarme la vida.
  • Pese a que soy muy quisquillosa a la hora de comprar ropa o accesorios, me encanta cuando alguien me los regala, sobre todo cuando lo hacen mi mamá o mi hermana, las personas que mejor me conocen, porque me sacan de mi zona de confort y en ocasiones me han llevado a usar prendas muy interesantes que yo nunca hubiera comprado.
  • Finalmente, debo reconocer que me gustan mucho las rebajas, pero me gusta comprar con plena conciencia de que voy a adquirir piezas útiles, fáciles de combinar y de buena calidad a la mitad del precio en lo que yo llamo compras inteligentes.
¿Y tú, Si ya llegaste al cuarto piso, cuáles han sido tus principales lecciones a la hora de crear tu estilo personal?

8 comentarios:

  1. Me encantó tu artículo Diana. Muy acertado. Abrazos hoy y siempre.

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  2. Diana el problema es que te leo de 41 y te veo de 25... Un abrazo.

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  3. Me siento muy identificada con lo que relatas. Me llevaste a hacer un recorrido de mi propia historia mientras leía la tuya, muchas gracias, un gran aporte!

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    1. Gracias a ti, que bueno que mi texto te haya hecho recordar momentos de tu propia historia. Un abrazo.

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